Querida hija,
¡No te asustes! Vas a nacer en un mundo loco. Llegas en plena pandemia de un bichito al que todos llaman Coronavirus. Llegas en pleno caos y desbarajuste, en pleno momento histórico, de esos que estudiarás en el colegio en unos años.
Llegas a un mundo calzado con mascarillas en la cara, guantes en las manos y mucho miedo en los ojos. Por eso, es posible que al principio te pierdas el tacto de muchas caricias y el aliento de muchos besos. Llegas a un mundo sin aglomeraciones, sin terraceos y sin grandes fiestas.
Pero todo esto pasará. Te lo prometo.
Y volveremos a la normalidad. Una normalidad distinta a la que conocíamos antes de ti, pero normal, la fin y al cabo. Por eso te prometo que no te faltará de nada. Porque tu mera llegada será una verdadera fiesta en esta familia.
Te prometo que no te faltarán abrazos, ni besos, ni amor incondicional. Porque ahí estaremos tu padre, tu hermanita y yo para suplir los de todos aquellos que se quedan a las puertas de nuestra vida por el confinamiento. Aquellos que esperan ansiosos esa «normalidad» para poder achucharte. Aquellos que ya te quieren sin conocerte.
Te prometo que ni la distancia de seguridad, ni el gel de manos, ni el confinamiento, nos quitarán el privilegio de saber que eres un regalo del Cielo. Clic para tuitearQue tu vida es un regalo que llega en el momento más inoportuno, sí, pero también el mejor posible, porque es *ahora*. Y eres tú. Tú, en nuestra familia. Tú, que vienes para agrandarla y completarla.
Te prometo que ni el miedo, ni la incertidumbre, ni el paro o los despidos, los contagios o las pérdidas nos van a robar la alegría de tu llegada.
Llegas en un momento caótico, pero tenemos un mundo preparado para ti que te va a fascinar. Un mundo que saca lo mejor de cada uno, repleto de gente buena que hace cosas buenas.
Prometo enseñártelo.
Prometo que habrá corazones abiertos, personas especiales, trabajos apasionantes y lugares maravillosos. Prometo que esta situación no impedirá que te los enseñemos, ni que disfrutes de tu vida, ni que seas feliz.
Prometo que serás feliz.
Sufrirás también, pero serás feliz.
Prometo que estaremos ahí para ti, que te acompañaremos. Prometo que llegar a este mundo, aunque sea en tiempos de Coronavirus, valdrá la pena. Te esperamos ansiosos, hija.
Fdo: María Ros